¿Te has planteado alguna vez que podemos ser algo más que una sólida estructura y una cómoda existencia? ¿Has pensando, siquiera por un momento, que tenemos criterio, gusto y opinión? La respuesta es 'no'. Siempre es 'no'. ¿Por qué? Porque es más cómodo no preguntar. Es de poderosos asumir. También de torpes.
Nos instalas y ahí estamos, divididas en dos: las ocupadas y las libres. Las primeras, con suerte, sufren la opresión de amantes del espectáculo, respetuosos silencios y ruido de aplausos. Si no tienen suerte sufren golpes, comentarios... Son maltratadas.
Las otras, las libres -más en estos días-, sufren el espectáculo o lo disfrutan. Porque nadie les ha preguntado si quieren estar ahí, si les gusta el cine o el teatro. Con suerte, cuando son mayores, las restauran pero nada más. Jamás les preguntarán.
Las personas son un poco así: ¿de verdad creen que eligen el espectáculo que les toca ver?